estás viajando & estás viviendo
- licspano
- 10 feb 2024
- 2 Min. de lectura
Un día decidiste irte. No sabías por cuánto, ni a qué. Ni porqué. O quizás ni lo decidiste, te fuiste. O puede que también la tenías re clara. Y te cargaste en la mochila el plan y un montón de respuestas. O simplemente un millón de preguntas y tu caja de herramientas.
Dejaste todo. Consciente o inconscientemente, dejaste tu gente.
Te encontraste paisajes increíbles, personas mágicas y experiencia nueva tras experiencia nueva. Cultura y joda. Te rodean nuevos idiomas. Laburos y mudanzas. Escuchas historias en cada andanza.
Se abre un mundo de posibilidades. Y una constante de decisiones a tomar. Y las decisiones son difíciles. Acá y allá.
El no plan. La incertidumbre. El plan. La ansiedad. Los nervios. Los vicios. Las tentaciones. Las frustraciones. Y de repente te preocupa migraciones.
Pestañaste y estas conviviendo con ese amigo que conociste hace cinco minutos, el mismo que en la próxima respiración ya es tu hermano. Probablemente no tengas idea a qué se dedicaba antes de llegar. Conectaste y ya. Porque se maneja otra intensidad. Porque uno se vincula desde lo importante y nada más. Porque gobierna la empatía. Y a los prejuicios los mandas a cagar.
En una de esas te enamoras; te ilusionas. Te desenamoras; te decepcionas. O no te pasa nada y te frustras, y te comparas. Y como no es por ahí, frenas; reacomodas y seguís. Te desconoces y te volvés a reconocer. Pero seguro aprendés. Siempre aprendés.
Allá a lo lejos, se piensa que estás en un cumple. Y hasta en el mejor cumple se puede cortar la luz, y quedas atrapado en el castillo que se está desinflando. En lo oscurito del quilombo tenés unas ganas que llegue el momento que un animador dice “a ponerse las zapas que los vinieron a buscar”. Pero no, de esta no te pasan a buscar. Acá te sacas vos.
Y empieza el desafío; porque todo recurso conocido ya no está. Es momento de crear otros. De confiar e improvisar. De usar esa caja de herramientas, que te juro que está más cargada que cuando emprendiste viaje. Solo queda reaprender a usarla. Y junto con el master en desapego que venís cursando, empieza el autoconocimiento. El verdadero descubrimiento de lo que sos capaz, de hasta donde llegas. De qué querés, qué podés y qué sentís que te mereces.
Las contradicciones, los cambios, el debate constante entre instalarse o seguir conociendo; entre la pseudo estabilidad y la adrenalina aventurera. La magia de las primeras veces y el deseo de la eternidad. El aprender a vivir el presente y lidiar con la ansiedad.
Es nutrirse diariamente. Es crecer. Volverse rico de experiencias. Es ganar perspectiva. Es perderse y encontrarse. Es asombrarse.
Y no es todo rosa, ni tampoco todo gris. Es la paleta completa con todas sus tonalidades; la vida misma. Porque, a fin de cuentas,
estas viajando
y estás viviendo.
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